LOS ORÍGENES DE COMONFORT, GUANAJUATO
J. Jesús Rodríguez Frausto
Tal parece que la configuración del terreno determina las dificultades o facilidades que podamos tener para conocer los orígenes de algunas de nuestras poblaciones. Si la topografía es agreste e intrincada, la información del pasado de los asentamientos humanos allí establecidos, presenta no pocas dificultades; no así, los que se encuentran emplazados en las extensas, fértiles y hermosas planicies.
Un ejemplo exuberante de lo que acabamos de decir lo tenemos en nuestro celebérrimo Bajío. Pocas son las poblaciones aquí establecidas que presenten dificultades, para determinar las circunstancias en que surgieron a la vida, y llama verdaderamente la atención el hecho de que hasta ahora los investigadores nos comencemos a dar cuenta de que existe esta riquísima veta de historia guanajuatense.
Entre los autores más conocidos que se han ocupado de Comonfort, antes Chamacuero, tenemos al Dr. José Guadalupe Romero, quien en su obra clásica, dice al referirse a esta población: "Habiendo mantenido muchos años los indios bárbaros emboscados en los cerros que rodeaban Chamacuero y habiendo dado muerte a los religiosos franciscanos Fr. Francisco Doncel y Fr. Pedro Bourgeme, que iban para la villa de San Felipe, el virrey, para evitar estos asaltos, mandó fundar a Chamacuero, por los años de 1561. Se encargaron de la conquista espiritual los padres de San Francisco, y levantaron allí un magnífico convento que parece no llegaron a concluir..." (1).
Don Pedro González, por su parte, al ocuparse del tema, escribe: "Chamacuero, voz del tarasco que significa 'lugar donde se cayó el cercado', ya existía cuando don Francisco de Velasco, caballero comendador de la orden de Santiago, hermano del visorey don Luis, el mozo, por comisión, de éste fundó como presidió o villa de españoles, el día 1º de enero de 1572, porque habiendo causado muchísimos daños a las poblaciones recién establecidas el indio general de los chichimecas Maxorro, se necesitaba hacer cesar sus continuas depredaciones. Parece improbable la tradición de que la Sra.marquesa de Jalpa hubiera cedido el terreno para la ubicación del pueblo, sencillamente porque no existía entonces dicha señora..."(2).
El impacto que causó este autor, todavía no termina, pues otros autores continuaron sustentando su dicho, con más o menos palabras, en lo expresado por el señor González. Fulgencio Vargas, dice al referirse a Comonfort: "Antigua aldea chichimeca-tarasca. La fundación legal se remonta al 1º de enero de 1572, conforme a la cédula real expedida por el virrey don Luis de Velasco, el segundo, quien, al efecto comisionó a su hermano don Francisco, para qué 'fundará un presidio o villa de españoles; porque habiendo causado muchísimos daños a las poblaciones recién establecidas el indio chichimeca Maxorro, se necesitaba hacer cesar sus continuas depredaciones'..." (3).
El historiador Manuel Sánchez Valle, en su estudio geográfico sobre el Estado de Guanajuato, que como el de don Fulgencio, ha sido libro de texto en los centros de enseñanza superior guanajuatenses, escribe al respecto que "el 1º de enero de 1572 se fundó el presidio de Chamacuero -Comonfort - de acuerdo con la cédula expedida por el virrey Luis de Velasco, el primero, para evitar que los pames de la Sierra Gorda, atacaran los convoyes que se dirigían a Zacatecas y asesinaran a los que iban a ellas, con grave perjuicio del quinto de su majestad y de su real servicio..." (4).
La cantidad de errores que desgraciadamente se continúan divulgando, saltan a la vista y hasta se puede decir que agreden. Ninguno de los autores acierta e insisten en consignar notorios anacronismos. Todos sostienen que Chamacuero, hoy Comonfort, se fundó el 1º de enero de 1572, en virtud de una cédula real, expedida por el virrey don Luis de Velasco que, como vemos, unos dicen que fue el primero y otros que fue el segundo, y resulta que en el año de 1572, ninguno de los Luises de Velasco ocupaban el palacio virreinal. Hablan también de don Francisco de Velasco, como hermano de don Luis el mozo, cuando en realidad lo era del viejo y, consecuentemente tío de don Luis segundo.
En cuanto a la categoría de la población, ninguno de los autores acierta, pues mientras unos dicen que Chamacuero se fundó como un presidio o como villa de españoles, otros lo califican de una simple aldea chichimeca-tarasca; mas la realidad es otra, según se desprende de un interesantísimo expediente que se conserva en el Archivo General de la Nación, relativo a un gran pleito, en el que los contendientes fueron los indios de Acámbaro y los de Chamacuero, contra los menores Luis de Moscoso, el joven, y su hermana doña Isabel de Figueroa, hijos y herederos de Luis de Moscoso y de doña Leonor de Alvarado.
Al conjuro de las respuestas que se dieron a las preguntas formuladas en los interrogatorios, presentados por una y otra parte, nos encontramos en condiciones de consignar algunos fragmentos muy importantes de la historia de la colonización del extenso y fértil valle de Chamacuero y en especial, de la estancia de indios, llamada en sus principios San Francisco de Chamacuero. El expediente es algo voluminoso y por lo mismo el investigador ha tenido que trabajar un poco, para seleccionar el material de mayor significación, sin importar su procedencia, que bien pudo ser de origen indígena o bien de origen español.
La versión que dan estos últimos sobre la colonización del valle de Chamacuero, es desde luego un tanto parcial; pero no por ello interesante. Cristóbal de Estrada, por ejemplo, vecino de la Ciudad de México y con 50 años de edad, declaró al respecto, que "por el año de 1543... estando este testigo en casa de doña Leonor de Alvarado, madre de los dichos menores y por mayordomo suyo, se trataba del pleito en esta real audiencia, entre los indios del pueblo de Cuautitlán e la dicha doña Leonor de Alvarado e sus hijos, sobre que se echasen las vacas y yeguas que la dicha doña Leonor y sus hijos, a la sazón tenían en las estancias del dicho pueblo de Cuautitlán".
"Y que a esta sazón, el Ilustrísimo señor visorrey, don Antonio de Mendoza, visorrey e gobernador que fue de esta Nueva España, que es en gloria, presente Hernán Pérez de Bocanegra, encomendero que era del dicho pueblo de Acámbaro, mandó llamar ante sí a este testigo e le dijo, que los dichos ganados que la dicha doña Leonor e sus hijos tenían en las estancias del dicho pueblo de Cuautitlán, no se podían dejar de echar de allí, por el perjuicio que venía e daños que hacían los naturales"
"Y que el dicho Hernando Pérez de Bocanegra le había dicho, que en los Chichimecas, en la parte e lugar donde agora está la estancia de Chamacuero, había en aquel valle y en torno a las ciénegas, que a la sazón allí había, disposición para que su señoría Ilustrísima, en nombre de su majestad, le pudiese hacer merced de algunos sitios de estancias, para los dichos ganados, a la dicha doña Leonor e sus hijos, y que este testigo, como persona que tenía a su cargo las haciendas de los susodichos, sacase del dicho pueblo de Cuautitlán los dichos ganados e los llevase a la estancia de Chamacuero, donde al presente están"
"Y así luego, hizo merced el señor visorey a la dicha doña Leonor de Alvarado del dicho sitio de estancia para ganado mayor, que se contiene en el título e merced, en esta causa presentado. Y que este testigo luego, por principio del mes de enero de 1544, fue al dicho pueblo de Cuautitlán e dijo a los indios principales del dicho pueblo, cómo quería sacar las vacas y yeguas de allí e los susodichos le dieron cantidad de indios del dicho pueblo, para llevar el dicho ganado a la parte e lugar de Chamacuero, donde al presente está"
"Y que el dicho Hernán Pérez de Bocanegra, escribió una carta a un criado suyo que estaba en la labranza de Apaseo, que al presente no se acuerda el nombre, que mostrase a esta testigo el dicho valle de Chamacuero e que, guardando el perjuicio de las estancias en el dicho título contenidas, asentase la dicha estancia de que a la dicha doña Leonor se le había hecho merced. Y así este testigo la asentó e pobló, con vacas e yeguas de la dicha doña Leonor de Alvarado y de sus hijos y con un esclavo negro y otros esclavos indios, que guardaban el dicho ganado en la parte el lugar donde hoy, dicho día está asentada"
"Y que este testigo, en todo tiempo que asentó la dicha estancia, nunca vio ni oyó que por ninguna persona, española ni indios, le fuese hecha contradicción alguna, antes siempre este testigo ha visto que después que se asentó la dicha estancia, hasta que la dicha doña Leonor murió, siempre la tuvieron que poseyeron quieta e pacíficamente en paz de indios y españoles e de todas las demás estancias que a la sazón había, sin contradicción de persona alguna..."
Otros vecinos españoles de la capital del virreinato, como Manuel de Villegas, de más de 40 años, que dijo tener, hacia 1570, año en que se presentó esta "probanza" de parte de los herederos de doña Leonor de Alvarado, aseguró que "había tiempo de más de 24 años que este testigo vido que Cristóbal de Estrada... pobló la estancia de Chamacuero, con ganados de la dicha doña Leonor y este testigo no vido ni oyó decir que nadie se lo contradijese, antes... le parece que Hernán Pérez de Bocanegra, vecino de esta ciudad (de México), debió de ser el que le encaminó la estancia y asiento de Chamacuero, como vecinos e grandes amigos que eran..." Gabriel de Aguilera, de más de 50 años, declaró por su parte que "la estancia de Chamacuero e otra que está entre el estancia que dicen del Romano y entre la estancia que dicen Las Camadas, las cuales vido este testigo gozar quieta y pacíficamente a la dicha doña Leonor, todos los días que vivió ella, y a sus hijos hasta el día de hoy... y este testigo sabe que fue y es una de las primeras estancias que en el dicho valle de Chamacuero se poblaron..."(5)
La cédula real a la que todos los testigos hacen referencia, se encuentra en el Archivo General de la Nación; está concebida en los siguientes términos: "merced a doña Leonor de Alvarado. -Yo, don Antonio de Mendoza, etc., por la presente doy licencia y facultad a vos, doña Leonor de Alvarado, viuda mujer que quedásteis y finásteis de Gil González Dávila, difunto, para que en torno de unas ciénegas, que están en Los Chichimecas, podáis hacer y asentar una estancia en que tengáis vuestros ganados del sitio".
"De la cual y en nombre de su majestad, os hago merced, y tomada por vos la posesión de ella sea de vos y de vuestros herederos y sucesores y de quién de ellos hubiere título con ellas, homo tal podáis disponer a quien quisiéredes y por bien tuviéredes, con tanto que no sea la Iglesia ni monasterios mi hospital ni otra persona eclesiástica. La cual dicha merced os hago con tanto que no sea en perjuicio de su majestad ni de otro tercero alguno, ni de las estancias que por mí y en nombre de su majestad está hecha merced a Hernán Pérez de Bocanegra y payo Vázquez y a Hernán Pérez Hidalgo y a Juan Martín y Payo Vázquez, y a Hernán Pérez Hidalgo y a Juan Martín su compañero, en torno a las dichas ciénegas. Y mando que de ella no seáis despojada, sin primero seais oída, por fuero y Derecho vencida ante quienes como debáis"
Y termina este mandato real: "Fecho en la Ciudad de México, en 28 días del mes de agosto de 1543 años. Don Antonio de Mendoza, por mandato de su excelencia, Antonio de Turcios".(6)
Llama la atención el hecho de que ninguno de los testigos hable algo sobre la actuación de alguna autoridad que, representando al virrey, hiciera entrega legal de su estancia a doña Leonor de Alvarado o a alguien en su nombre. Cristóbal de Estrada, dice escuetamente que él había sido quien había sentado y poblado la estancia de Chamacuero, sin referirse en alguna forma a la toma de posesión previa. Además, don Antonio de Mendoza, no delega su autoridad en otra que efectuará este trascendental acto jurídico, que después se hizo cotidiano e indispensable. ¿Era que apenas se iniciaba la gran colonización estanciera en nuestra región? Posiblemente esa fue la causa, pues no tardó mucho en incluirse ese indispensable requisito.
Al parecer, durante los últimos años de vida de doña Leonor de Alvarado -murió el año de 1551 -no tuvo dificultad alguna con sus vecinos estancieros españoles que ya estaban, ni con los que vinieron después. Los problemas surgieron para sus herederos, cuando los indígenas del pueblo de Acámbaro presentaron una información testimonial, alegando tener jurisdicción sobre el valle de Chamacuero y estancias de indios allí establecidas.
Sobre el particular, el indio Domingo pita, expresó en 1570, que "de más de 28 años y 40 años a esta parte y al tiempo que se hizo la merced de la dicha estancia de ganado mayor, y al tiempo que se pobló, que le parece que habrá 27 años, poco más o menos, conforme a la merced que le fue dada a entender, sabe e vido este testigo que había en el dicho valle indios chichimecas y otomíes poblados, que eran antiguamente sujetos a la dicha cabecera y pueblo de Acámbaro".
"Y después vido este testigo que por estar algunos indios derramados e mal poblados, los mandaron juntar en poblaciones y congregaciones, y algunos de los que estaban poblados en el dicho valle de Chamacuero, se vinieron al pueblo de Acámbaro, su cabecera, y otros al pueblo de Apaseo, sujeto a la dicha cabecera, a donde estuvieron un poco de tiempo y después se volvieron al dicho valle a poblar e labrar sus tierras, especialmente los más de las dichas tres estancias de San Francisco, San Agustín e San Lucas, que están pobladas en el dicho valle".
Otro indígena, Francisco Nutzutzi, dijo que "ha visto que antes que se hiciese la merced del dicho sitio de estancia, que le fue dado a entender, que puede haber 27 años que se hizo a la dicha doña Leonor, vido que este testigo que había indios chichimecas y otomíes poblados en el valle de Chamacuero, que eran sujetos de la dicha cabecera y pueblo de Acámbaro y que vido… que se mandaron recoger y congregar en los pueblos donde eran naturales y así vido… que algunos de ellos se vinieron a este pueblo de Acámbaro, su cabecera, y otros al Pueblo de Apaseo, sujeto de Acámbaro, y a cabo de cierto tiempo que estuvieron fuera de dicho valle de Chamacuero, que sabe… que eran sus propias tierras, se volvieron a poblarlas e labrarlas, especialmente los de las dichas tres estancias…"
El indio Juan Patamo ratifica todo lo anterior, así como Baltasar Vázquez, que no sé de qué calidad era. Patamo agregó, además, "que en la propia tierra donde al presente están fundados y asentados los dichos indios, de más de 28 años a esta parte, ha visto este testigo indios chichimecas poblados e fundados con sus casas y labranzas y había cues y edificios y albarradas, que antes parecía que había habido mayores poblaciones de gente…"
Francisco Nutzutzi, expresó que "antes que en el dicho valle de Chamacuero se hiciesen merced del dicho sitio de estancia de ganado mayor, a la dicha doña Leonor, había habido y había población de indios chichimecas y otomíes y así, aunque después algunos se despoblaron y dejaron sus tierras en la parte e donde al presente están fundados y poblados los dichos sitios de estancias de San Francisco, San Agustín e San Lucas, y alrededor de ellas quedaron muchos edificios de cues, paredones y albarradas, por donde claramente se ve e parece haber habido en el dicho valle poblaciones de indios y no haber sido tierra baldía ni despoblada..."
Domingo Pita ratifica que "junto y a la redonda de ellas había albarradas e paredones y cimientos y edificios antiguos y cues, por donde claramente se muestra haber sido poblaciones de indios y no haber sido tierras baldías..."
Dispuestos a llegar hasta sus últimas consecuencias en el pleito que se ventilaba, los indígenas de Acámbaro, llegaron hasta afirmar que la estancia de doña Leonor de Alvarado no estaba bien emplazada. El testigo Martín Xofre, dijo que "sabe e vio e ve que entre la estancia que la pregunta dice y la ciénega que pasa un río caudal y sabe que el primer asiento de la dicha estancia, fue más arriba de donde al presente está, mil pasos de marca, poco más o menos, no donde al presente está, lo cual sabe asimismo un Cristóbal de Estrada, que fue el primero que la sentó e tomó la posesión de la dicha estancia, por la dicha el doña Leonor, al tiempo que se fundó..."
El indígena Juan Patamo afirmó que "cerca ni a la redonda, donde al presente está la casa del estancia de ganado mayor... ni tan cerca de allí, desde antes que se poblasen, no ha habido ni hay ciénega alguna, y que lo demás no lo sabe..." Juan Cuaqui, "indio principal e natural que dijo ser de la estancia de Santa María Culhuacán, sujeta al pueblo de Oririapúndaro, de la lengua chichimeca, de edad de 70 años y por su aspecto así lo parece... examinado por Juan Fernández Chirinos, intérprete de la lengua tarasca e otomí y Francisco Parajo, indio intérprete de la lengua chichimeca e tarasca, dijo que sabe y ha visto que cerca e a la redonda, donde está la dicha estancia... con más de una legua, no ha habido ni hay ciénega ninguna..."
Durante los años cincuenta del siglo XVI, los indios volvieron a ocupar estancias en el Valle de Chamacuero, siendo una de ellas, y en la misma forma, la de San Francisco, precisamente hacia el año de 1563. Sobre el particular Diego Morales, dijo que "puede haber ocho años, poco más o menos tiempo, que siendo este testigo mayordomo de la dicha estancia y hacienda de Chamacuero, vinieron a este testigo siete indios e indias con sus hijos forasteros, que dijeron ser naturales de Coroneo y de Jilotepec, y dijeron a este testigo que les diese a dónde estuviesen y que servirían en la dicha estancia, en lo que se les mandase, por el terrazgo de las tierras".
"Y este testigo, viendo que entonces era provecho para le dicha estancia, por el poco servicio que había en ella, pidió licencia a Antonio de Oliver, que en aquella sazón tenía a su cargo las dichas haciendas, si lo haría, el cual le mandó que los recibiese para el dicho servicio y este testigo los sustentó en la dicha hacienda, y de la propia hacienda le daba maíz y de comer a ellos y a sus mujeres e hijos, hasta que vino el tiempo de sembrar".
"Y entonces -continúa Diego Morales -los puso y asentó en los términos de la dicha estancia, a donde labrasen y que por el terrazgo sirviesen a la dicha estancia, en lo que se les mandase. Asimismo fue concierto que hiciesen una sementera de maíz para la dicha estancia, y así lo hacían y acudían con el maíz de ella a la dicha estancia, conforme a lo que el testigo concertó con ellos".
"Y después, pareciéndole a este testigo que no estaba bien seguro de ellos, los llevó a México e les dio caballos de la dicha estancia en que fuesen, e los puso con el dicho Antonio de Oliver e le hicieron una escritura de concierto, en el que dicho Antonio de Oliver, como persona a cuyo cargo estaban dichas haciendas, les arrendaba las tierras en que fueron puestos por este testigo, porque sirviesen a la dicha estancia en lo que les mandase, y que cada y cuando qué no lo hiciesen e fuese voluntad de los dichos menores, los pudiesen echar de las dichas tierras y términos de la dicha estancia y que hubiesen e fuesen obligados a salir de ellas".
"Y así se hizo la dicha escritura, que este testigo no sabe en cuyo poder está, más que el dicho Antonio de Oliver sabrá razón de ello, a la cual dicha escritura, este testigo se remite, y esto y al dicho concierto sobre este testigo que fueron testigos un Juan Franco, que vive en Apaseo, y fue intérprete un fulano Castañeda, que vivía con el dicho Oliver..."
Cristóbal de Estrada, el hombre que asentara la estancia de Chamacuero, en nombre doña Leonor de Alvarado, el año de 1544, dijo al respecto que "puede haber el tiempo que la pregunta dice, poco más o menos, que este testigo fue a la dicha estancia de Chamacuero, estando en ella por criado y mayordomo de la dicha estancia un Diego de Morales, y este testigo vido que estaban cuatro o cinco indios, cerca de dicha estancia poblados, en un rincón de tierra, hacia la estancia a donde agora, los dichos indios están poblados, que dicen San Francisco, que estará a distancia del sitio de las casas y corrales de la dicha estancia, 800 a 900 pasos".
"Que este testigo dijo al dicho Diego de Morales, que como tenía y consentía allí a dichos indios, el cual respondió a este testigo, que eran indios de tierra de Jilotepec o Izmiquilpan, que se iban huyendo de sus tierras por malos tratamientos e vejaciones que recibían, y que habían dicho que querían estar allí y servir en la dicha estancia, y que les dejasen sembrar sus maíces y ajíes, en el dicho rincón de tierra, porque es buena y que en recompensa de ello, servirían en la dicha estancia, aderezando casa y corrales e labrarían las sementeras, que para la dicha estancia se hacían, y que cuando no lo hiciesen, los echasen de allí cada y cuando que quisiesen".
"Y este testigo halló a los dichos indios, los cuales le dijeron lo mismo que el dicho Diego de Morales le había dicho, que declarado tiene, el cual mostró a este testigo un papel que contenía lo que dicho tiene en esta pregunta, que lo tenían concertados los dichos indios con el dicho Diego de Morales, el dicho concierto. Este testigo después acá le oyó decir diversas veces, que el dicho Diego de Morales dio el dicho concierto Antonio Oliver, tutor y curador que era de los dichos menores, por lo cual este testigo cree y tiene por cierto..."
Esto es algo, no es todo, lo advierto, de la versión blanca, sobre el origen de Comonfort, antes Chamacuero; ahora conozcamos la de los morenos, la de los indígenas, que nunca aceptaron del todo el dicho de los españoles. Veamos ahora que nos dice sobre el particular nada menos que don Francisco Ventura, "indio principal de la estancia de San Francisco, de la lengua otomí, de edad de más de 35 años y que este testigo es principal y natural de la dicha estancia de San Francisco". Fijémonos, don Francisco Ventura dice tener más de 35 años y ser natural de la estancia de San Francisco de Chamacuero, ¿Entonces, 35 años antes existía ya esa estancia de indios?
Don Francisco Ventura declaró que "está poblado en ella, con la gente que tiene a su cargo, y que no quería que rechacen de ella, pero que no por eso dejará decir la verdad. Examinado por Domingo Hernández, indio intérprete de la lengua otomí, en mexicana, y por Luis Pérez y Diego Pérez, españoles, intérpretes de la mexica en española, dijo que ... puede haber 12 años -esto lo decía en 1570 -poco más o menos tiempo, que su padre de este testigo y este testigo con él y otros cuatro indios con él, naturales del pueblo de Jilotepec, vinieron al dicho valle de Chamacuero y allí comenzaron a labrar un pedazo de tierra".
"Y estando un día labrándola, llegó allí un español que se llamaba Morales, que la sazón residía en la estancia de ganado, que estaba poblada en los dichos términos, y les dijo que pues labraban allí la tierra, en los términos de ella que les había menester. Que había menester que le fuesen a hacer ciertas paredes de casa, en la dicha estancia, y ayudar en lo demás que hubiese menester".
"Y así vido, este testigo que le hicieron las paredes y casa en dicha estancia, y cuatro años le sirvieron en lo que había menester, sin paga alguna. Y pasado el dicho tiempo, no quisieron servir más a la dicha estancia, hasta agora, que si no se lo pagan, no quieren servirles ni hacer ninguna cosa, si no es pagándoselo..."
En otra parte de su declaración, don Francisco Ventura, insistió en que "sirviendo en la dicha estancia, al tiempo y sazón que dicho tiene, su padre de este testigo, e los demás, vinieron al dicho valle, otros indios otomíes chichimecas y poblaron en el dicho valle, en términos de la dicha estancia y servían en ella, como los demás".
"E vido este testigo que los españoles e mayordomos que tenían y tienen a cargo la dicha estancia de ganado y haciendas, venían a este testigo ya los naturales que están poblados en los términos de ella, más indios de los que estaban, sino que los echarían del dicho valle. Y así, algunas veces les quitaban los azadones y las herramientas con que labraban, y vido este testigo que cuando les decían que se fuesen, les respondía los naturales, que hiciesen lo que quisiesen, porque ellos no se habían de ir del valle de Chamacuero, aunque les quemasen las casas".
"Y sabe este testigo que él y los demás naturales, que están poblados en el dicho valle de Chamacuero, está muy cerca de la dicha estancia y en los términos de ella, más que ellos no hace ningún daño, ni perjuicio en ella, ni en los ganados... Y que si algún daño viene a la dicha estancia y ganados, cree este testigo que lo hacen indios chichimecas flecheros, que andan por los campos haciendo mal y daño, porque los que están poblados en el dicho valle, no tienen arcos y flechas, ni hacen daño alguno, antes van a servir a la dicha estancia, cuando es menester pagárselo..."
Otro testimonio interesante, es el de don Alonso Martín, "indio natural que dijo ser del estancia de San Francisco, que está poblada en el valle de Chamacuero, de la lengua otomí..." expresó no saber su edad, pero por su aspecto, le calcularon más de 30 años, "primo de don Francisco, principal del estancia de San Francisco de Chamacuero, y que reside y es natural de la dicha estancia, y que reside en ella con su mujer e hijos..."
"Examinado por los dichos intérpretes, dijo, que... puede haber 11 años, poco más o menos, que este testigo vino de la provincia de Jilotepec a poblar a esta estancia de San Francisco, donde su padre estaba, que se decía Pedro Cuautli, que asimismo era natural de Jilotepec, el cual estaba en dicha estancia, donde el presente están. Que consigo tenía cinco indios con sus mujeres e hijos que todos eran deudos e parientes, naturales de Jilotepec, y fueron a un Diego de Morales, español, mayordomo que era de la estancia del dicho Luis de Moscoso, que les diese dónde pudiesen estar y asentar sus casas, dentro de los términos de la dicha estancia, y el dicho Morales los halagó y les dijo y señaló donde habían de asentar sus casas y estar en los términos de la dicha estancia, y que sirviesen a ella en lo que pudiesen y que no servían a él, sino a Alonso de Avila y a Gil González de Ávila..."
Como vemos, hay ciertas contradicciones en las versiones de unos y otros. Para los aborígenes, el valle de Chamacuero estuvo poblado desde la época prehispánica, por naturales de origen otomí y chichimecas, sujetos al pueblo de Acámbaro; que las comunidades allí establecidas, sufrieron periódicamente mudanzas, dejando despoblado el valle, una de esas ocasiones fue cuando se ordenó, ya en la época virreinal, la reducción y congregación de pequeñas comunidades de indios a pueblos de mayor población.
Hasta cierto punto, el valle de Chamacuero se encontraba poco poblado en los cuarentas del siglo XVI, mercedándose entonces varias estancias a españoles, entre ellos a doña Leonor de Alvarado, en la que por cierto no aparece para nada la palabra Chamacuero. En los cincuentas volvieron nuevamente los otomíes y chichimecas a ocupar algunos lugares de dicho valle, surgiendo entonces las estancias indígenas de San Agustín, San Lucas, así como la de San Francisco, motivo de nuestro estudio.
Para los españoles nada de lo anterior cuenta, sino desde el año de 1562 -1563, cuando se firmó el convenio en virtud del cual, los naturales podían permanecer en la estancia que habitaban, siempre que sirvieran al estancia de los herederos de doña Leonor, con opción de que si no lo hacían así, serían desalojados. Pero los otomíes que habían regresado hacia 1558, procedentes de la provincia de Jilotepec, parece no tomaron muy en serio tales condiciones y decididos a quedarse para siempre, comenzaron a trazar calles y plazas e inclusive construyeron su iglesia, donde eran adoctrinados por sacerdotes y religiosos, hecho muy significativo en que todos los testigos, blancos y morenos, estuvieron de acuerdo y no lo pudieron ocultar al declarar el año de 1570, circunstancia que sin duda se tuvo muy en cuenta para dictar por las autoridades virreinales la siguiente sentencia:
"En el pleito, que es entre partes de la una Luis de Moscoso y doña Isabel de Figueroa, hijos de Luis de Moscoso y doña Leonor de Alvarado, su mujer, y Francisco de Escobar, su procurador en su nombre, y de la otra Francisco Arias, español y Álvaro Ruíz, su procurador, y los indios que están poblados en la estancia nombrada San Francisco, en el valle de Chamacuero, y Cristóbal Pérez, su procurador, sobre que el dicho Francisco Arias y los indios, dejen la tierra de la estancia de Chamacuero libre desembarazada, para que los dichos Luis de Moscoso y doña Isabel de Figueroa, y los demás que es en el pleito:
"Fallamos, atento a los autos y méritos de este proceso, que debemos declarar y declaramos las tierras y lo demás, que en el dicho valle de Chamacuero tiene el dicho Francisco Arias, estar en perjuicio de los dichos Luis de Moscoso y doña Isabel de Figueroa, a el cual mandamos las deje por tierra y pasto de la dicha estancia y no las labre ni cultive en manera alguna so pena de $200 para la Cámara de su majestad".
"Y en cuanto a lo tocante a los dichos indios, les absolvemos y damos por libres y quitos, de lo que en esta razón les piden y demandan los dichos menores, con que en la población que al presente tienen hecha en la dicha estancia de San Francisco, no se extiendan ni alarguen en la parte de la estancia de los dichos Luis de Moscoso y doña Isabel de Alvarado. Y por esta nuestra sentencia definitiva, así lo pronunciamos y mandamos. Sin costas. "Don Martín Enríquez. Rúbrica. -doctor Vasco de Puga. Rúbrica. -El doctor Villanueva. Rúbrica. -El doctor Pedro Farfán. Rúbrica".
"Dada e pronunciada fue esta sentencia definitiva de suso contenida, por los señores presidente e oidores desde la Audiencia real de la Nueva España, estando haciendo audiencia pública, en la Ciudad de México, viernes 4 días del mes de agosto de 1570 años. Estando presentes Francisco de Escobar, Álvaro Ruíz e Cristóbal Pérez, procuradores de las partes, a los cuales luego se la notifiqué en sus personas".(7)
Tal es el material histórico, rigurosamente inédito, que ha venido a revelarnos algo sobre los orígenes de Comonfort, de nuestro Estado de Guanajuato. En todo el encontramos también un ejemplo más de lo que en mi concepto fue LA CONQUISTA TRASTERRADA en nuestra región.
J. Jesús Rodríguez Frausto.
Fuentes consultadas
(1) Noticias para la historia y la estadística del obispado de Michoacán. Por el Dr. José Guadalupe Romero. México, 1862. Pág.222.
(2) Geografía Local del Estado de Guanajuato. Por Pedro González, Guanajuato, Gto., 1904. Tip. De la Escuela Industrial Militar "J.O.G." Pág. 272.
(3) Geografía Elemental del Estado de Guanajuato. Por Fulgencio Vargas. 1940. Pág.91.
(4) Geografía del Estado de Guanajuato. Por Manuel Sánchez Valle. Guanajuato, Gto., 1953. Pág. 140.
(5) Archivo General de la Nación. Ramo de Tierras. Tomo 24, Exp. 5 a Fs. 7 a la 35.
(6) Archivo General de la Nación. Ramo de Mercedes. Tomo II a Fs. 143 vta. Exp. 351.
(7) Archivo General de la Nación. Ramo de Tierras. Tomo 24, Exp. 5 a Fs. 7 a la 35.